La comunicación es el puente entre nuestras ideas y el mundo que nos rodea. Existen tres estilos predominantes de comunicación que nos pueden acercar o alejar de nuestras metas: el invasor, el contraído y el asertivo. Estos estilos no solo definen cómo interactuamos con los demás, sino también cómo nos conectamos con nosotros mismos.
Para ilustrar estos estilos de comunicación, utilizo una analogía con tres animales que encarnan las características distintivas de cada uno: el Águila, el Ratón y el Lobo.
El Águila, con su estilo invasor, impone sus pensamientos sobre los demás, buscando dominación y control. Aunque puede parecer una estrategia efectiva a corto plazo, este estilo acaba por alejar a quienes lo rodean, creando un vacío de auténticas conexiones.
Por otro lado, el Ratón, con su comunicación contraída, se retrae, evita el conflicto y siempre busca ser agradable. Sin embargo, este enfoque le impide expresar su verdadera esencia, viviendo en una constante desconexión consigo mismo.
Ambos extremos, el Águila y el Ratón, representan un desequilibrio que puede llevarnos a explotar, a sentir que estamos atrapados en un ciclo interminable de incomprensión y frustración.
Entonces, ¿Cuál es la solución? El Lobo representa el equilibrio ideal: la comunicación asertiva. Este estilo combina la inteligencia interpersonal con la comunicación intrapersonal, permitiendo una interacción abierta, transparente y proactiva. Con una autoestima sólida, el Lobo se comunica con respeto y congruencia, creando conexiones profundas y duraderas.
No se trata solo de hablar, sino de comunicar con intención y autenticidad. Cuando adoptamos la comunicación asertiva, no solo mejoramos nuestras relaciones con los demás, sino también con nosotros mismos. Es un camino hacia una vida más plena, donde cada palabra tiene un propósito y cada interacción, un impacto positivo.
¿Estás listo para transformar tu comunicación y, con ello, tu vida?